SENSACIONES EXTRAÑAS DE AVASALLAMIENTO O ALGO RARO EN EL CUERPO Y EN EL ALMA
Somos muchos los que tenemos la sensación de ser “felpudos“, “palmeros” o “pelotilleros” de otros, ya que creemos que no existe otra forma de vivir y ser, sentimos que nuestra vida y nuestro trabajo diario no tiene valor alguno. Que la vida es injusta con nosotros y con esta forma de pensar y razonar caemos en el pozo del “victimismo“, nos anulamos y resignamos a vivir o trabajar de la forma que otros quieren. Lo estamos viendo en la presente huelga de los señores examinadores. Sin duda, es un sentimiento que tenemos y que se puede calificar de “tóxico“. Ser “felpudo” o “avasallado“, que es lo mismo, es un sentimiento tóxico o enfermizo con uno mismo. ¿Cómo salir de esta actitud y situación extraña, enfermiza e inconveniente? En primer lugar, sabiendo que las grandes oportunidades no llegan, se ganan. Olvidándonos de las disquisiciones y necedades de la “divina señora” del noroeste.
Mientras esperemos que “algunos” nos traten bien y nos otorguen oportunidades de vivir o trabajar honradamente, no las tendremos, dado que ellos solo buscan sus intereses económicos y lo demás no les importa. Las oportunidades hay que salir a ganarlas y no a que otros te las den como limosnas o por pelotillear. ¿Cómo se ganan las oportunidades? Trabajando y compitiendo, jamás arrugándose o palmeando. Cuando se compite con los demás, alguien pierde y alguien gana. Se puede calificar como una cosa de lerdos o necios porque hoy puede ganárseles y mañana se puede perder, o estar bien un día y estar mal los siguientes.
Aceptar los riesgos toda la vida no es sino una oportunidad. Los profesionales de la formación vial que llegan más lejos es, generalmente, los que quieren y se atreven hacerlo.
Si queremos ganar las mejores oportunidades : un buen puesto de trabajo, una autoescuela de prestigio, mejoras económicas…., debemos competir con nosotros mismos, superarnos a nosotros mismos y a nadie más. No esperar que por pelotillear o avasallarse vas a tener mejores condiciones. Comparémos con nuestro buen hacer de hace unos años y fijémonos si hoy estamos mejor supeditados a los caprichos de algunos prepotentes y dominantes de la casta divina . ¿Que ganamos siendo tan dóciles? ¿Mejoramos nuestro estado de salud o penuria económica? ¿Sómos más ordenados y conscientes del trabajo que realizamos? Solo cuando competimos con nosotros mismos podemos superarnos.
Para crecer o medrar tenemos que observarnos, porque toda la gente que compite consigo mismo y de una forma ordenada y feliz, mejora y llega a conseguir el éxito. En el mundo, todas las cuestiones funcionan así, si quieres, tienes que ganarte la oportunidad y sobresalir, tienes que ganarla y esta la ganan los que compiten con ellos mismos y se superan.
Tenemos un potencial que todavía no hemos desarrollado totalmente, porque hasta el último día de nuestra vida podemos mejorar y librarnos de capacidades nuevas. Tendremos que aprender a superarnos y eso significa mostrar nuestras virtudes y excelencias. Ha de ser, mostrarlas no enunciarlas. Cuando un profesional de la formación vial habla de sus virtudes o de sus buenas actitudes, eso juega en contra , porque las virtudes no se dicen, se demuestran. Un profesional que habla de sus virtudes pero no las puede sostener con hechos o realidades es un milonguero o cantamañanas. Nada e más difícil que aceptarse a uno mismo.
Todo lo que escuchamos es una opinión, no un hecho. Todo lo que vemos es una perspectiva, no es la verdad (Marco Aurelio)
JMLM del NW